Las puertas
¿Qé tendrán que me atraigan tanto? No lo sé, pero algo tendrán de especial cuando no me canso de fotografiarlas. A lo largo de mi vida fotográfica he ido encuadrándolas, la mayoría me han llamado la atención, seguramente, será por su gran diversidad: formas, colores, tamaños y complementos, o por su majestuosidad o sencillez; o por los materiales con que están fabricadas; o por su historia, simbolismo o, simplemente, por la curiosidad que me despiertan al descubrir que esconden en su interior.
Las palabras de Yolanda
Es agradable descubrir como una fotografía mía, de una puerta, puede generar, en otra persona, unas palabras tan bellas.
“Lo que me sedujo de esta imagen es la invitación que evoca. Una sutil y delicada insinuación para entrar y descubrir lo que hay dentro, lo que se deja ver sin mostrarlo nítidamente.
Para mí representa la invitación que hacemos las personas cuando conocemos a alguien: mostramos una parte de nosotros como una sugerencia a entrar en nuestro mundo interno dónde poder abrirnos completamente, dejando ver nuestro yo más profundo. Es solo cuando cruzas esa primera puerta; cuando te has atrevido a ir más allá de lo que se ve a simple vista; cuando te has tomado el tiempo de interesarte por observar que dentro aguarda lo imperceptible a primera vista, cuando puedas apreciar la belleza que hay dentro.
Esta imagen me evoca las posibilidades que nos esperan cuando nos decidimos a abrir una puerta. Posibilidad de encontrar mundos reconocibles o no; posibilidad de hallar objetos cotidianos o valiosos; posibilidad de descubrir tesoros u obras de arte; la posibilidad de encontrar a personas que lleguen a formar parte de nuestro camino; y sobre todo, para mí abre a la posibilidad de encontrarnos con nosotros mismos y aprender cómo seguir creciendo y cómo dejar ir.
Esta imagen es una invitación a reconocer quién habita dentro de mí.
Gracias Montse.”