Cuando se compare la vida con un enfermo de Stargardt, uno se las ingenia para ayudar en su bienestar, ya sea físico, social o emocional, y pienso que es muy importante hacerlo con mucho cuidado sin que éste se sienta inseguro al realizar determinadas tareas. Esta situación ha ocurrido y todavía perdura en mi familia: Los protagonistas principales son mi padre y mi madre. Ellos se conocieron hace más de 47 años, mi padre ya padecía un Stargardt bastante avanzado, provocándole una visión muy reducida. Y mi madre de repente se encuentra practicando el aprendizaje por ensayo y error, convirtiéndose en una experta en como facilitar el día a día de mi querido padre, ayudándole a potenciar su autoestima y su saber hacer. Ella ha conocido en primera persona los “problemas” que surgen en la convivencia y la cotidianidad con un ser querido con baja visión, ha aprendido como son las relaciones con el Stargardt.
Las ensaladas
Hasta hace muy poco no me había fijado en como mi madre elabora las ensaladas que comemos todos cuando vamos a su casa, empecé a hacerlo cuando mi hijo me pidió que le preparase una ensalada como las que le hace su abuela. Yo pensé: ¿cómo son? Me fije y descubrí que mi madre ordena rigurosamente todos los ingredientes en una bandeja, creando así una maravillosa composición estética, los combina de manera armónica, equilibrada y cromática, lo cual da lugar a una sinfonía de colores: las tonalidades verdosas surgen de la mezcla de las hojas de la lechuga con las de la escarola y las aceitunas, los tonos blancos brotan de la unión de la cebolla con el ajo tierno y todo tintado con ese color amarillento que tiene el aceite de oliva. ¡Son impresionantes! Mi curiosidad me llevo a preguntarle el porque de esta peculiar elaboración, me conto que las hacia así para facilitar a mi padre a que supiera por si solo donde encontrar cada ingrediente dento de la ensalada.
Es increíble y admirable su atención, apoyo y ayuda hacia mi padre, desde el primer día ella ha estado y esta presente y atenta a lo que pueda ocurrirle, y son estos pequeños detalles, como las ensaladas, los que hacen que mi madre sea una esposa, madre y abuela muy especial. “Mare t’estimo per com ets, no canviïs mai”.