Voy encuadrando la vida des de hace unos cuantos años. Mi primera cámara de fotografiar me la regalaron a los 9 años. No me acuerdo quien fue, pero estoy muy agradecida. Tampoco me acuerdo lo que me gustaba fotografiar pero supongo que hacía fotos a lo que me llamaba la atención. En aquellos años aún no se me había manifestado la enfermedad de Stargardt. Pero yo ya atrapaba escenarios y momentos. Me pregunto el por qué con tan temprana edad ya me sentía atraída por la fotografía. A lo mejor era porque mi padre también hacia fotos y ya se sabe los padres actúan como modelos para los hijos. No lo se. A lo mejor no todo debe de tener una justificación lógica y no debo de buscar explicación alguna al hecho. Tan solo debo de disfrutar del momento.

Mis cámaras

Durante mi infancia utilicé la cámara Werlisa. Una cámara sencilla pero para mi ya era suficiente. De mayor con mi primer salario me compre la cámara analógica Minolta x300s, totalmente manual. Después vinieron otras ya digitales. Las tres primeras compactas y la última una réflex: Sony Cybershot DSC.N1, Sony Cybershot DSC-V y Canon 500D.  De todas ellas guardo muy buenos recuerdos y buenos momentos. Me han ayudado a ver y a comprender mejor el mundo. De la Minolta x300s puedo contar una súper anécdota que ahora la recuerdo con una sonrisa en la cara, pero que cuando ocurrió no estaba para muchas sonrisas. Os la cuento:

Anecdota con la Minolta X300s

Yo co 18 o 19 años era monitora de un grupo de scouts. Estábamos de ruta por Rasos de Peguera (Berguedà, Catalunya). Yo llevaba la cámara conmigo para inmortalizar las vivencias y los increibles momentos que se iban a dar durante la ruta. Pero ya estando de vuelta al campamento nos perdimos. Y el sentido común nos hizo pensar que la mejor opción de salir del percance y llegar al campamento era seguir el cauce de un rio que teníamos cerca. Así que no pusimos a bajar río abajo. Un río de montaña que llevaba agua del deshielo de los Pirineos. Pero esto no nos importo porque era verano y no iba muy caudaloso. Así que empezamos a descender. Y la aventura empezaba. En los primeros momentos todo fue fácil, pero se complico. Empezamos a encontrarnos con desniveles que tuvimos de franquear haciendo rapel con una cuerda fabricada con los fulares de l@s niñ@s. También nos tropezamos con pozas llenas de agua que imposibilitaban el avance. Teniendo que hacerlo nadando. Y aquí comenzaron los problemas: Josep no se sentía seguro en el agua y llevábamos mucho rato sin comer y el grupo estaba desmoralizado y cansado porque lo que había empezado como una aventurilla se estaba convirtiendo en un problemón. Y no había acabado todo.

¿Cómo pasábamos la cámara?

En algunos tramos del río lo teníamos de cruzar nadando. Yo llevaba la cámara en una simple mochila sin ningún tipo de impermeabilización ni protección. El hándicap era que no se mojase. Se podía estropear y perder todo el material fotográfico. Entre todos lo conseguimos: Josep pudo pasar por las pozas, la cámara no se estropeo y  todos llegamos sanos al campamento. Eso si cansados pero al mismo tiempo felices porque habíamos superado los retos que el río nos había impuestos durante el descenso. Habíamos realizado un buen trabajo en equipo. Y a día de hoy estoy segura que si me encuentro a alguno de los protagonistas y les pregunto por la aventura todavía la recuerdan con intensidad como si hubiera pasado ayer. Y ya han pasado 27 años.

Mi actual cámara

Hago las fotos con la Fujifilm x30. La llevo a todas partes ya que es muy ligera. En todos los eventos: familiares, fin de curso, fiestas populares,… y por supuesto viajando. Fotografío lo que despierta curiosidad ante mis ojos: puertas, flores, nubes, atardeceres,… Pero es curioso no me gusta salir en las fotografías. Un compañero me dijo una vez que esto me pasa porque no estoy acostumbrada a verme en las fotos, puede ser. Me gusta más estar detrás de la cámara. Así pues puedo decir que me escondo detrás de ella. Porque cuando tienes baja visión y te gusta la fotografía puede parecer complicado. Pero puede más la pasión por la fotografía que la propia limitación. Y los dos términos son compaginables. En mi familia somos tres personas con baja visión y las tres estamos haciendo fotografías. Por suerte para nosotros en el mercado existen numerosos dispositivos que nos ayudan. La cámara que yo utilizo actualmente se pueden crear programas en función de la situación a fotografiar y pulsando un solo botón sale el programa seleccionado, también  se puede tomar la foto mirando por el visor o por la pantalla facilitando la visión de la  imagen que se quiere fotografiar.

A continuación os muestro una imagen que mi curiosidad quiso que fotografiase. Le he puesto de nombre Cromática. Y fue tomada durante una visita a Barcelona paseando con mi familia por la Avinguda del Paral.lel. Me llamo la originalidad de la combinación de colores que estaba pintando un grafitero.